Mayo 20, 2007 Traducción SANDRA BLAKESLEE
En la práctica de la meditación, las personas permanecen sentadas silenciosamente y se concentran en su respiración.
La meditación entrenaría a la mente a detectar cambios rápidos
Mientras entra y sale el aire por sus fosas nasales, prestan atención a toda sensación. Cuando surgen en su mente pensamientos involuntarios, los liberan. Inhala. Libera. Inhala. Libera.
De acuerdo a un estudio publicado en la edición en línea de la revista PloS Biology, tres meses de entrenamiento riguroso en este tipo de meditación conduce a un cambio profundo en cómo distribuye su atención el cerebro.
Parece que la capacidad de deshacerse de pensamientos que aparecen de repente en la mente libera al cerebro para atender a cosas y sucesos más rápidamente cambiantes en el mundo en general, señaló Richard Davidson, principal autor del estudio y profesor de psicología y psiquiatría en la Universidad de Wisconsin, en Madison. Los meditadores expertos, afirmó, detectan mejor que otras personas dichos estímulos rápidamente cambiantes, como las expresiones faciales emocionales.
Investigaciones recientes han mostrado que la meditación es benéfica para el cerebro.
No obstante, Davidson comentó que éste constituía el primer estudio en examinar cómo la meditación afecta la atención.
El estudio sacó provecho de un fenómeno cerebral llamado parpadeo atencional.
Digamos que, entre una serie de 20 imágenes de gatos, las imágenes de un perro San Bernardo y un terrier escocés son proyectadas ante los ojos de uno con medio segundo de diferencia. En esa secuencia, la mayoría de las personas no ve al segundo perro. Sus cerebros han “parpadeado”.
Los científicos explican esta ceguera como una mala distribución de la atención.
Las cosas suceden demasiado rápido para que el cerebro detecte el segundo estímulo. La concienci se ve suprimida.
Pero el parpadeo no es un cuello de botella inevitable, afirmó Davidson. La mayoría de las personas puede identificar la segunda imagen en algunas ocasiones. Por lo tanto, podría ser posible ejercer un poco de control, que no necesariamente es voluntario, sobre la distribución de la atención.
En el estudio, 17 voluntarios sin experiencia en meditación pasaron tres meses en la Sociedad de Meditación Insight, en Barre, Massachusetts, y meditaron de diez a doce horas por día. Un grupo de control novato meditó durante 20 minutos al día.
Entonces, se les aplicó a ambos grupos pruebas de parpadeo atencional con dos números metidos en una serie de letras.
Todo mundo pudo detectar el primer número, comentó Davidson. Pero los registros cerebrales mostraron que los meditadores menos experimentados tendían a percibir el primer número y retenerlo, por lo que no vieron el segundo número. Los que tenían más experiencia prestaron menos atención al primer número. Esto resultó en una mejor capacidad para percibir el segundo número.
Este estudio demuestra que la atención es una habilidad flexible que se puede desarrollar con el entrenamiento.