Existe un momento psicológico muy propio de las neurosis al que llamaremos El día después; en un relámpago la mente se aclara y la importancia de los factores que intervinieron en el evento se esclarecen con precisión indiscutible, se advierte cual hubiera sido la conducta más apropiada o la mejor estrategia para enfrentar el partido o conflicto y solucionarlo o darle mejor batalla; esta experiencia demuestra que existe la capacidad mental de entender la interrelación de los elementos que definieron las situaciones, pero el problema es que esa inteligencia funcionó solo al día siguiente.
Este planteo es válido para el final del partido, el final de la carrera deportiva o el final de la vida. La neurosis no permite utilizar el máximo del potencial de la inteligencia y claridad mental, pero cuando la oportunidad se perdió la neurosis afloja y casi burlonamente le muestra al sujeto todo lo "que podría haber hecho" pero lamentablemente no lo hizo y ya es tarde.
Obviamente la conducta "sana" es por advertir las oportunidades y las reacciones necesarias cuando las cosas suceden, o mejor, antes que sucedan, no después.
¿Cual es el motivo por el cual algunas personas anticipan las situaciones y otras van a la zaga de los acontecimientos? Los primeros responden con actitud ganadora libre de neurosis y los otros seguramente tienen una tendencia perdedora inconciente, es decir una vida donde la pulsión de muerte (el rival interior) toma el timón del barco con las consabidas consecuencias.
Este momento psicológico deja al descubierto el motivo por el cual normalmente utilizamos solo una parte de la inteligencia, o razonamos equivocadamente cuando disponemos de la capacidad mental suficiente para enfrentar desafíos importantes. Si examinamos los destinos de personas sumamente inteligentes veremos que algunos han tenido fracasos importantísimos como delincuentes que terminaron en prisión cuando tuvieron recursos psicológicos suficientes como para ser empresarios muy destacados, mientras que otras personas de recursos mentales más limitados fueron exitosos en sus emprendimientos o en la vida.
© Gustavo Maure
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