En los oficios religiosos los sacrificios humanos se fueron reemplazando por los de animales, luego por sacrificios incruentos, vale decir sin derramamiento de sangre. En el deporte se produjo un progreso evolutivo similar, de una práctica cruenta, como la del duelo, combate o guerra se avanzó hacia un enfrentamiento simbólico no cruento.
Antigua pintura: Sacrificio Grecorromano
Paulatinamente se fueron transformando de cruentos en incruentos.
La evolución de las religiones derivó en sacrificios entendidos
en un sentido metafórico, como por ejemplo una donación.
Un lento e incipiente proceso similar se había iniciado en mesoamérica a la llegada de los conquistadores españoles, estos últimos no dieron tiempo a su paulatino desarrollo ya que aniquilaron a las culturas que habían venido a civilizar.
En el cristianismo se instituyó el sacrificio ritual en la misa, la eucaristía por el cuerpo y el vino por la sangre. Un mosaico del siglo VI ubicado en la basílica de San Apolinar in Classe (Ravena) citado en la Enciclopedia Espasa Calpe , muestra un sacerdote en el centro con un pequeño recipiente, un monaguillo a la izquierda con un cordero y otro a la derecha con un niño o esclavo.
Este antiguo mosaico del siglo VI se llama Sacrificio Simbólico y muestra la evolución de los sacrificios cruentos a los incruentos (sin derramamiento de sangre).
En la historia de las religiones hubo progresos metafóricos similares a la sublimación de la guerra. En este sentido el sacrificio simbólico es equivalente a la batalla simbólica que se representa en el deporte.
En las historia de la India las viudas eran quemadas en la hoguera, este ritual se llamaba sutti . Lo peor es que el texto sagrado, el Rig-Veda, citado para el sacrificio fue mutilado y alterado por los brahmanes. Primero se cercenó y eliminó un fragmento del himno Védico que indica que la mujer debe acompañar al cadáver de su marido hasta la hoguera fúnebre y luego se le ordena volver al mundo de los vivos . Luego se alteró un pasaje que dice en sánscrito, “A rohantu ganayo yonium agne” Las madres deben subir primeras al altar , cambiándoselo por “A rohantu ganayo yonim agneh” Las madres deben subir al seno del fuego, de las llamas ”
La Inquisición tomó textualmente, pero sobre enfatizada y descontextuada del conjunto del libro, la frase bíblica que figura en Éxodo A la hechicera no dejarás que viva. Por estas pocas letras o palabras fueron quemadas muchas mujeres inocentes. Un clero con mucho poder y sin escrúpulos puede realizar un inmenso daño. El exceso de poder libera el sadismo de los gobernantes.
En el plano opuesto, Cristo se llamó a sí cordero de Dios y en su caso la expresión fue metafórica en relación a su ser pero no en relación a su concreto destino sacrificial. Su sacrificio fue el último con sangre, su frase tomad y comed porque este es mi cuerpo y tomad y comed porque esta es mi sangre instituyó el fin de los sacrificios cruentos, el judaísmo también abandonó esta práctica sacrificial. La inquisición no dio muestras de entender este claro mensaje.
En la época medieval muchos de estos actos de sadismo eran espectáculos colectivos, que aglutinaban gente al modo de un encuentro deportivo. En la Europa medieval, en el lejano Oeste norteamericano o en el Japón feudal muchos duelos eran tomados como un espectáculo o ceremonia. De la misma forma que los antiguos sacrificios aztecas o los castigos medievales como el cepo, la horca o la hoguera. Parte de estas celebraciones religiosas y paganas se han transferido al deporte, generando actos de comunión colectiva y manteniéndose el carácter sacrificial de la festividad, pero con un carácter simbólico que preserva la vida del perdedor.
En América prehispánica los sacrificios eran comunes y rituales. Algunos mínimos datos parecerían sugerir que Quezacoatl, una deidad mesoamericana que los incas confundieron con Pizarro, había intentado cambiar sacrificios humanos por animales y luego por autosacrificios de los sacerdotes, con ayunos de muchísimos días o inserciones de agujas en sus lenguas. Probablemente haya sido un intento de algunos de los múltiples líderes religiosos que tomaron su nombre. Entre los aztecas la guerra, la conquista y el vencimiento de otros pueblos, tenían motivos económicos y políticos, pero también razones religiosas de búsqueda de prisioneros para su inmolación. El sacrificio más común consistía en arrancar el corazón a la víctima en una ceremonia colectiva.
Los caníbales devoraban al enemigo para incorporar todas sus propiedades, se vestían con sus adornos, y cuando cazaban a los animales tótem se vestían con sus pieles identificándose con ellos. Hoy se vive un proceso similar cuando los jugadores intercambian sus camisetas.
Los jugadores que llegaron a algo tomaron su deporte como una religión, del mismo modo en que los monjes budistas se imbuyeron del Kung fú en el templo de Shao Lin, con la misma devoción y veneración. Al mismo tiempo solo los atletas saben los sacrificios y renunciamientos que hicieron para poder llegar a la meta que se habían propuesto. De esta forma se mantuvo el carácter religioso y sacrificial del deporte. Los miles de jugadores que no llegan son los que más caro pagan el alto costo de una pasión. En este sentido el deportista que quiere ser exitoso no tiene margen para errores ni descuidos.
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Mucha de esta violencia forma parte de los desafíos que el ser humano debe vencer para poder vivir civilizadamente. Con el actual desarrollo de la tecnología podemos decir que el hombre ha aprendido más a controlar los elementos de la naturaleza que a sus propios impulsos.
En este sentido el deporte realiza una importante contribución tanto en el orden individual como en el social ya que permite constituir una agresividad sana, encausada, dirimiendo enfrentamientos entre los hombres o pueblos, enmarcándola en reglas que paradójicamente afirman los lazos de convivencia. Los deportistas reciben hoy el reconocimiento que antes se prodigaba a ciertos guerreros con sentido de ética y justicia, como los caballeros a los que Don Quijote intentaba emular.
Aunque no siempre el proceso evolutivo se completa de forma total, ya que existen enconos y rivalidades que en ocasiones regresionan a la violencia física o verbal. En otros casos se puede ser un “caballero” del deporte dentro y fuera de la cancha, pero utilizando todos los recursos que el reglamento habilita, incluidos los que se encuentran en los límites del mismo.
Fuentes : Bibliografía, Imágenes y Textos Recomendados 
Enciclopedia Universal Espasa Calpe , Sacrificio, Tomo 52, Madrid, Editorial Espasa Calpe, 1993, pág. 1168
Max Muller F. Mitología Comparada Barcelona Editorial Eidocomunicación 1988 pág. 35
Biblia - Éxodo 22: 18
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