El Manuscrito del Viento
La ciencia militar implica el conocimiento de los métodos de las demás escuelas. Aquí, en este Manuscrito del Viento, he escrito sobre las demás escuelas de artes marciales. A menos que conozcáis las prácticas de las demás escuelas, no podréis ciertamente entender la práctica de mi propia escuela.
Lo que veo cuando investigo en las demás artes marciales es que algunas escuelas utilizan grandes sables y se concentran en el poder de sus movimientos. Algunas practican su ciencia utilizando un sable pequeño y largo al que llaman un "pequeño sable largo". También existen escuelas que se preocupan de muchos movimientos con el sable largo, llamando a las posiciones del sable técnicas convencionales y transmitiendo la ciencia como una enseñanza interna
En este manuscrito expondré el hecho de que ninguna de estas prácticas son la vía auténtica, haciendo así saber lo que es bueno y lo que es malo, lo que es verdadero y lo que es falso. El principio de mi propia escuela es algo netamente diferente. Otras escuelas se convierten en teatros, adornándose y exhibiéndose para vivir, y comercializan las artes marciales; en consecuencia, parecería que no están en la verdadera vía. Además, el arte marcial se considera convencionalmente de una forma limitada, como si consistiera sólo en la esgrima. ¿Creéis
que habéis alcanzado el conocimiento de cómo alcanzar la victoria por el simple hecho de haber aprendido a empuñar un sable largo y haber entrenado vuestro cuerpo y manos? Ésta no es una vía segura en ningún caso.
He expuesto cada una de las deficiencias de las demás escuelas en este libro. El asunto es examinar cuidadosamente y saborear en profundidad, para llegar a una comprensión de las ventajas de mi escuela de los Dos Sables.
El manejo de los sables muy largos en las demás escuelas
Existen algunas escuelas que son aficionadas a los sables muy largos. Desde el punto de vista de mi arte marcial, las encuentro escuelas débiles. La razón para esto es que esas escuelas no saben cómo ganar a los demás por cualquier medio que sea necesario; considerando que su virtud es la longitud del sable, quieren que sus sables sean muy largos para poder vencer a los adversarios a distancia.
El dicho común sobre ganar aunque sea un centímetro es algo que concierne a personas que desconocen totalmente las artes marciales. Por ello, intentar ganar a distancia mediante la ventaja de la longitud del sable, sin conocer los principios de las artes marciales, es algo que la gente hace por debilidad de corazón. Es por esto por lo que considero este arte marcial como algo débil.
A veces, cuando estéis luchando con un adversario y tengáis poco espacio, cuanto más largo sea vuestro sable, más difícil será golpear con él. No podéis blandir el sable hacia atrás y adelante con suficiente soltura, y éste se convierte en un estorbo. Entonces os halláis en una situación peor que alguien que está manejando un sable de costado pequeño.
Aquellos que prefieren los sables muy largos poseen sus propias razones, pero únicamente es lógico para ellos solos; desde el punto de vista de la auténtica vía del mundo, esto es ilógico. ¿Es inevitable perder utilizando un sable más corto y no un sable muy largo?
Suponed que la situación física arriba, abajo y a los costados se halla bloqueada; o imaginad una situación social en la que sólo se pueden llevar armas de costado; querer tener en estas circunstancias un sable muy largo es una mala actitud, porque es dudar de la ciencia de las artes marciales.
Por añadidura, existen personas que carecen de la fuerza física requerida.
Desde la Antigüedad se ha dicho que lo grande incluye lo pequeño, por tanto no es una cuestión de rechazar indiscriminadamente la longitud; es una cuestión de rechazar la actitud desviada que sólo tiene en cuenta la longitud.
En el contexto de la ciencia militar a gran escala, un sable muy largo es como un gran contingente de tropas, un sable más corto es como un pequeño contingente. ¿Acaso es imposible una batalla entre un pequeño contingente y un gran contingente de tropas? Existen muchos ejemplos en los que un pequeño contingente ha ganado sobre uno mayor. Así pues, en mi escuela existe un rechazo hacia una actitud estrecha y desviada. Esto invita a un cuidadoso examen.
Los golpes poderosos de sable en las demás escuelas
No debería existir una distinción entre golpes fuertes y golpes débiles de sable. El movimiento de un sable hecho con la intención de blandirlo con fuerza es rudo, y es difícil ganar sólo con la rudeza. Además, si golpeáis con una fuerza desmedida cuando vais a matar a alguien, intentando asestar un poderoso golpe con el sable, no tendréis éxito.
Incluso cuando estáis ejercitándoos contra un muñeco u otra cosa, es erróneo intentar golpear muy fuerte de forma deliberada.
Cuando os enfrentáis a un enemigo en combate mortal, nadie piensa en golpear con debilidad ni con fuerza. Cuando uno piensa solamente en matar al otro, también interviene un sentimiento de fuerza y, por supuesto, ningún sentido de debilidad; uno sólo piensa en la muerte del enemigo.
Si golpeáis el sable de otro con fuerza, utilizando un movimiento demasiado poderoso, tendrá consecuencias negativas por exceso de fuerza. Si golpeáis el sable de otro de forma forzada, será vuestro propio sable el que se retrasará.
Así pues, no existe nada parecido a un golpe de sable especialmente poderoso. Incluso en la ciencia militar a gran escala, si tenéis un gran contingente que desea ganar una poderosa batalla combatiendo, el hecho es que vuestro enemigo también dispone de gente fuerte y quiere luchar con fuerza. A este respecto, ambos estáis en la misma posición. Cuando se trata de obtener la victoria en cualquier cosa, es imposible obtenerla sin razón.
En mi escuela no prestamos ninguna atención a cosas no razonables; el meollo del asunto es utilizar el poder del conocimiento de las artes marciales para obtener la victoria de cualquier forma que podáis. Esto debe ser trabajado en profundidad.
La utilización de los sables más cortos en las demás escuelas
Pensar en ganar sirviéndose sólo de un sable más corto no es la auténtica vía. Desde la Antigüedad los sables largos y cortos han tenido distinto nombre.
Las personas fuertes pueden manejar con facilidad un sable largo, así que no hay razón para aficionarse sin razón a un sable más corto. La explicación de esto es que las lanzas y las alabardas también se utilizan para aprovecharse de su longitud. La idea de que vais a utilizar un sable más corto para hendir, arremeter y vencer a un adversario en el intervalo entre los movimientos de su sable es una desviación y, por tanto, está equivocada.
Además, cuando estáis atentos para descubrir algún lapso, todo lo demás se descuida, y se produce una sensación de estancamiento que debe ser evitada. Y si intentáis utilizar un arma corta para penetrar en las defensas del enemigo y dominarlo, eso no será de ninguna utilidad en medio de numerosos adversarios.
Incluso si pensáis que la ventaja de tener un arma más corta es la capacidad de penetrar en medio de una multitud, arremeter con libertad y blandir la espada a un lado y a otro, en cada caso estáis en una actitud defensiva de la esgrima y, de este modo, en un estado de espíritu distraído. No es ésta una táctica en la que se pueda confiar.
Tal vez podáis arremeter contra los adversarios de una forma poderosa y directa, arrojándolos fuera de su posición, obligándolos a entrar en la confusión, y tomando el camino que conduce únicamente a una victoria certera.
Esta lógica también se aplica en la ciencia militar a gran escala. En igualdad de condiciones, podéis también tomar un gran contingente, atacar al enemigo de repente y destruirlo de una vez. Esta actitud es la esencia de la ciencia militar.
En general, lo que la gente del mundo estudia cuando practica las artes marciales es parar, desviar, evitarlos golpes y salir ileso; en consecuencia, sus mentes son arrasadas por este método y acaban siendomaniobrados y manipulados por los demás.
Puesto que la vía de las artes marciales es directa y franca, es esencial el intento de dominar y vencer alos adversarios. Esto debe ser considerado atentamente.
Numerosos golpes de sable en las demás escuelas
Cuando se enseña un excesivo número de movimientos de sable, se hace para comercializar este arte e impresionar a los principiantes con el conocimiento de muchos movimientos de sable. Esta actitud debe ser evitada en la ciencia militar.
La razón de ello es que es un engaño pensar que existen toda clase de técnicas para hendir al adversario.
A este respecto, no existen diferentes técnicas en el mundo. Sea o no uno un especialista, e incluso si se trata de una mujer o un niño, no existen muchas formas de golpear y cercenar; si existen variantes, éstas se limitan a apuñalar y a acuchillar.
Para empezar, puesto que el objetivo consiste en matar, no hay ninguna razón para que existan muchas formas de hacerlo. Incluso así, dependiendo de la situación, conforme a las circunstancias, en los casos en los que hay un obstáculo en los alrededores, como por ejemplo arriba o a los costados, tiene que haber cinco posiciones, de forma que existe una manera de empuñar el sable sin quedar bloqueado.
Añadir cualquier otra cosa, como hendir por la mitad a un adversario con un giro de manos, un giro del cuerpo o un salto a distancia no son la verdadera vía. No se puede hendir a alguien por la mitad mediante un giro o una flexión; éstas son técnicas inútiles.
En mi ciencia militar es esencial que el aspecto físico y el estado de espíritu sean simples y directos, obteniendo la victoria por medio de la tensión y la perturbación causadas a los adversarios, haciendo que se descentren y procurando que sus corazones se agiten. Esto debe examinarse cuidadosamente.
Las posiciones del sable en las demás escuelas
Es erróneo concentrarse únicamente en la posición de guardia del sable. La posición de guardia del sable sólo debe darse cuando no hay adversarios.
La razón para ello es que establecer normas a causa de la costumbre o de las reglas generales no es factible en el transcurso de un combate real para conseguir la victoria. El objetivo es luchar para poner al adversario en una situación de desventaja.
Cualquiera que sea el punto de referencia, la adopción de una posición de guardia tiene el sentido de hacer uso de la inamovilidad. Guardar un castillo o disponer una línea de batalla en una posición defensiva tiene el sentido de ser fuerte y no verse afectado ni siquiera cuando se es atacado; éste es el significado normal.
En el transcurso de la lucha por la victoria por medio de la ciencia militar, el objetivo es concentrarse en llevar la iniciativa del adversario. Esto debe ser trabajado en profundidad.
En el transcurso de la lucha por la victoria gracias a la ciencia militar, vencéis deshaciendo las defensas de los demás, haciendo movimientos que los adversarios no esperan, confundiéndolos, irritándolos o asustándolos, y sintiendo el patrón del ritmo cuando los adversarios quedan confundidos para alcanzar la victoria. Así pues, existe un rechazo a la actitud defensiva que se preocupa de las posiciones de guardia.
Por ello, en mi ciencia existe lo que se llama tener una posición de guardia sin guardia, que significa que uno tiene una posición defensiva sin estar a la defensiva.
También en la ciencia militar a gran escala, la preocupación principal para una batalla equilibrada es aprender a calcular el número de tropas que tiene el adversario, darse cuenta de la disposición del campo de batalla, conocer el estado de vuestras propias tropas, ordenar sus mejores cualidades, unirlas y después empezar a luchar.
Existe una sensación totalmente diferente cuando se es atacado por los demás en primer lugar que cuando vosotros atacáis. La sensación de poder manejar suficientemente bien un sable para alcanzar y parar los golpes del adversario es semejante a tomar la lanza o la alabarda y clavarlas en el suelo a modo de empalizada. Cuando vais a golpear a un adversario, por el contrario, podéis incluso arrancar uno de los postes de la empalizada y utilizarlo como lanza o alabarda. Esto es algo que debe ser examinado atentamente.
El enfoque de los ojos en las demás escuelas
El enfoque de los ojos depende de la escuela: hay quienes fijan sus ojos en el sable del adversario, y hay también quienes los fijan en sus manos; existen también quienes fijan sus ojos en el rostro del adversario, y los hay también quienes los fijan en sus pies, etc. cuando intentáis fijar los ojos en algún punto en particular, existe una sensación de distracción, y esto se convierte en lo que se conoce en las artes marciales como una desgracia.
Las personas que juegan a la pelota tal vez no mantengan sus ojos en ella, porque cuando uno tiene una buena práctica de algo, no es necesario mirar deliberadamente. Igualmente, en las artes de los malabaristas, cuando tienen práctica en las técnicas, pueden hacer equilibrio con una puerta en la nariz y hacer malabarismos con varios sables a la vez, todo ello sin mirar; como están involucrados en la práctica todo el tiempo, ven lo que ocurre de manera espontánea.
De igual modo, en el contexto de la ciencia de las artes marciales, cuando os familiarizáis con cada adversario, percibís el grado de seriedad de su mente y sois capaces de practicar la ciencia con eficacia, podéis ver incluso la distancia y velocidad de un sable. Hablando en términos generales, el foco de los ojos en las artes marciales se halla en el corazón y en la mente de las personas implicadas. Cuando se llega a la ciencia militar a gran escala, los ojos también se concentran en el estado de las tropas enemigas.
De las dos formas de percepción, observar y ver, el ojo que observa es más fuerte, percibiendo el corazón y la mente del adversario, viendo el estado de la situación, centrando los ojos de una forma amplia, percibiendo las condiciones de la batalla y la fuerza y debilidad de la ocasión, y concentrándose en alcanzar la victoria con precisión.
Ya se trate de la ciencia militar a gran o a pequeña escala, no hay foco de atención estrecho en la visión. Como ya he escrito, mediante un foco de atención excesivamente estrecho, olvidáis los asuntos mayores y quedáis confundidos, dejando así que la victoria certera se os escape. Este principio exige una reflexión cuidadosa y una práctica profunda.
La posición y movimiento de los pies en otras escuelas
Existen diversas formas de dar pasos rápidos, como los que se conocen por paso flotante, paso saltarín, paso elástico, paso fuerte, paso de cuervo, etc. desde un punto de vista de mi arte marcial, todos éstos parecen pasos deficientes.
La razón por la que no me gusta el paso flotante es porque los propios pasos probablemente sean en cualquier caso inseguros en medio de la batalla, de forma que el procedimiento adecuado es mantenerse lo más firme posible.
La razón por la que no me gusta el paso saltarín es porque existe una sensación de excitación en el salto y un sentimiento de obsesión en saltar. Puesto que no hay razón para saltar una y otra vez, un paso saltarín es malo.
Igualmente, el paso elástico es ineficaz, porque existe una sensación de rebote. El paso fuerte es una posición pasiva y especialmente objetable.
Además de éstos, existen diversos pasos rápidos como el paso del cuervo.
Puesto que es posible que os enfrentéis a adversarios en pantanos y ciénagas, o en montañas y ríos, o en planicies rocosas, o en caminos estrechos, dependiendo del lugar existen situaciones en las que es imposible saltar, dar pasos elásticos o rápidos.
En mi arte marcial, no existe ningún cambio en la forma de mover los pies; es lo mismo que andar por un camino de forma habitual. Siguiendo el ritmo del adversario, encontrando la posición física correcta en situaciones tanto de aceleración como de calma, la marcha debe ser ordenada, sin defecto ni exceso.
Igualmente, en la ciencia militar a gran escala, es fundamental el movimiento de los pies. La razón para ello es que si atacáis de forma indiscriminada, sin conocer las intenciones de vuestro adversario, perderéis el ritmo y os encontraréis con que es difícil ganar. Del mismo modo, si estáis marchando con tranquilidad y no notáis cuándo están desmoralizándose o desmoronándose los adversarios, haréis que la victoria se desvanezca y no podréis dar una rápida salida al combate.
Es esencial percibir el desánimo y el desmoronamiento de los adversarios, y superarlos sin dejarlos siquiera un momento de respiro. Esto exige una práctica y un entrenamiento profundos.
La utilización de la velocidad en otras escuelas
En las artes marciales, la velocidad no es la verdadera vía. En lo que se refiere a la velocidad, la cuestión de rapidez o lentitud en cualquier cosa proviene del fracaso de armonizar con el ritmo.
Cuando domináis un arte o una ciencia, vuestra acción no parece rápida. Por ejemplo, existen corredores profesionales carteros que recorren una ruta de unos treinta kilómetros; pero ni siquiera así corren rápidos desde la mañana hasta la noche. En cuanto a aquellos que carecen de entrenamiento, aunque parezca que corren todo el día, no alcanzan el objetivo.
En el arte de la danza, si un mal cantante acompaña la canción de un cantante cualificado, existe una sensación de desacompasamiento, que desemboca en precipitación. Igualmente, cuando se trata con los tambores la canción "Pino Viejo", a pesar de ser una pieza dulce, también en este caso, alguien que es inexperto tenderá a adelantarse o a atrasarse. Y aunque la canción "Dunas Elevadas" tiene un tempo rápido, es erróneo interpretarla demasiado rápido.
Como dice el proverbio, el rápido se cansa y no puede llegar a tiempo. Por supuesto, ser demasiado lento y llegar demasiado tarde también es malo.
La actuación de un experto parece relajada, pero no pierde el ritmo. Las acciones de las personas entrenadas no parecen apresuradas. El principio de la vía puede ser conocido a través de estos ejemplos.
La rapidez es especialmente mala en el contexto de la ciencia de las artes marciales. Las razones para ello son las siguientes. En este caso también, dependiendo del lugar, digamos, por ejemplo, en una charca es imposible moverse y correr rápidamente. Con un sable largo, no existe algo así como matar con rapidez; por el contrario, con un abanico o un sable corto, si intentáis cortar con rapidez, no podréis cortar en absoluto. Esto invita aun cuidadoso discernimiento.
Igualmente en la ciencia militar a gran escala, es malo el sentimiento de velocidad y prisa. Con la actitud de "sujetar la almohada" no hay lentitud.
Por añadidura, cuando la gente se apresura corriendo, es esencial hacer lo contrario, quedarse tranquilo y en calma, sin dejarse arrastrar por ella. La forma de trabajar en ese estado de espíritu exige entrenamiento y práctica.
Los esotérico y lo exotérico en las demás escuelas
En el contexto de los asuntos de las artes marciales, ¿qué debe llamarse exotérico y qué debe llamarse esotérico? Según el arte, existen transmisiones esotéricas de la realización esencial que se transmiten como tradiciones orales internas, pero cuando se trata del principio de combatir en duelo con adversarios, no es un asunto de luchar de manera exotérica y matar de manera esotérica.
Mi forma de enseñar las artes marciales es hacer que los principiantes aprendan y practiquen aquellas técnicas que son fácilmente dominadas, enseñándoles primero los principios que pueden entender rápidamente. En cuanto a aquellos asuntos que sus mentes tienen dificultad en comprender, observo la comprensión de cada individuo, enseñándole a continuación los principios más profundos de manera gradual, paso por paso. Incluso así, puesto que generalmente les hago aprender aquellas cosas que tienen relevancia real para manejar estos asuntos, no existe algo así como una distinción entre lo esotérico y lo exotérico.
Así sucede en el mundo: cuando vais en medio de las montañas, si queréis ir más lejos, tendréis de nuevo que salir de las montañas. En cualquier arte o ciencia existe aquello para lo que el secreto y la reserva es apropiado, y aquello de lo que se puede hablar abiertamente. Pero cuando se trata de los principios de la guerra, ¿qué es lo que tiene que ser ocultado y qué es lo que tiene que ser revelado? Por consiguiente, al transmitir mi ciencia, no me preocupo de las obligaciones escritas o de los artículos de castigos. Observar el poder intelectual de los estudiantes, enseñarles un camino directo, haciéndoles abandonar los malos aspectos de las "cinco formas o de las "seis formas" de las artes marciales, de modo que entren naturalmente en la ciencia auténtica de los guerreros, haciendo que sus mentes se liberen de la duda, ésta es la vía en la que enseño las artes marciales. Una práctica y entrenamiento profundos son necesarios.
El Samurai. por Josh Skaarup.