En el ser humano el instinto se perdió definitivamente, a lo que quedó lo llamamos pulsión, impulso o también ello. A diferencia del instinto el programa no viene inscripto de fábrica, sino que se construye en la primera infancia mediante la familia. El psicoanálisis llama Complejo de Edipo a este proceso. Con la pulsión la inventiva y el desarrollo personal se potencian casi ilimitadamente, pero también aumenta el riesgo de extraviarse en el camino de la vida.
El instinto (animalidad) iguala a los individuos de una especie,
la pulsión (humanidad) los diferencia entre sí. |
El tema es que el ello tiene que ser articulado, ensamblado, direccionado, puesto a punto, programado, dirigido por aprendizaje y el inconciente. La memoria inconciente organiza los movimientos específicos de cada juego, que son los aprendizajes concientes que luego se incorporan al psiquismo y posteriormente “salen solos”. También los conceptos estratégicos del juego se incorporan y luego salen espontáneamente. Son decisiones que se toman en milésimas de segundo. Pero esto no hace de una vez y para siempre, es una construcción que hay que realizarla todos los días. Es un trabajo de alta especialización que está expuesto a múltiples interferencias en el mismo inconciente, que es también la sede de nuestros conflictos psíquicos. Si esta zona creativa o inconciente está libre de embrollos anímicos, cosa que sucede muy pocas veces, el movimiento saldrá fluido y la eficacia psíquica puede alcanzar niveles inesperados. Pero no hay que protestar por esta dificultad, ya que este es el precio que se paga por la libertad y la alta especialización. El animal salvaje es más eficaz y no falla a la hora de la verdad como sucede con el hombre, pero está programado por el instinto y eso es inmodificable, además la selva es inexorable como el duelo a muerte, al primer error se pierde la vida.
Por otra parte estamos acostumbrados a pensar a nuestra personalidad como algo definitivo y constante, y esto porque la equiparamos o confundimos solamente con el yo. Nuestra psiquis profunda es algo mucho mas inquieto y cambiante, con mucha más vida y creatividad, pero que al modo de un animal salvaje, muchas veces se niega a seguir los dictados del yo o la conveniencia de la realidad.