Algunas conductas suelen manifestarse de modo reiterado en diferentes deportistas como para ensayar una tipificación o una psicopatología restringida a este campo, todas parecen guardar una relación precisa y etiológica con el ello inconciente que hemos denominado El Rival Interior:
— • Trauma de la Oportunidad Perdida. TOP
(Gustavo Maure 2003) Si por responsabilidad del jugador se produce la pérdida de una importante ocasión favorable se puede producir un síndrome caracterizado por inseguridad y autodesconfianza que se arrastra durante un largo período de tiempo, este fantasma puede alcanzar a equipos o jugadores que perdieron partidos imposibles, al mismo tiempo sus rivales toman confianza ya que identifican este punto de vulnerabilidad y se agrandan. Ha sucedido en jugadores que perdieron una seguidilla de penales (Palermo de Boca Juniors que luego revirtió), en equipos que perdieron finales que tenían servidas, como es el caso de River Plate que arrastró desde ese momento el mote de gallinas, y que ha tenido un importante peso psicológico en muchas definiciones de campeonatos donde intervino este prestigioso equipo. Vilas tenía a Orantes 5 a 0, con 3 match point, en una semifinal del abierto de EEUU pero perdió, logró despojarse de este fantasma incorporando al entrenador Ion Tiriac y a partir de ese momento la figura del coach se fue consolidando cada vez más y Vilas alcanzó logros insospechados. Entre otros también lo sufrió Gabriela Sabattini ante Mari Joe Fernández. Diferentes entrenadores y periodistas adjudicaron el bajón que sufrió Coria a la final de Roland Garrós (2004) que se le escapó frente a su compatriota Gaudio. El síndrome también puede presentarse, al ir ganando cómodamente, se tienen una serie de errores y comienza el nerviosismo mientras que el rival se va agrandando paulatinamente (en tenis el brazo se encoge o se agarrota ). Al modo de la profecías de auto cumplimiento el síndrome se va corroborando a sí mismo en cada jugada desacertada, generando partidos que se pierden inexplicablemente. Equivalen al estrés post-traumático donde una persona queda afectada luego de un choque o una guerra y no vuelve a ser la misma hasta que se recupera psicológicamente. El trauma en el deportista se genera por la intensa pasión que pone en juego en esas situaciones que tomarán el carácter de traumáticas por la frustración que depararon, aunque la realidad en si misma no sea traumática como un derrumbe o un accidente. Es como una boda frustrada para una novia enamorada, no hubo riesgo de vida pero sí una gran frustración emocional.
En los partidos de tenis muy disputados
cuando un jugador estuvo a punto de quebrar el saque del rival pero no lo logró, a continuación suele venir el quiebre de su propio saque. En este tipo de situaciones se definen los partidos.
Argentina disputó el mundial del 2006 arrastrando el trauma del 2002 cuando quedó eliminada en la primera ronda; y pese a tener el mejor fútbol se intimidó frente a Alemania en el 2006 y quedó afuera. (la prensa eligió a Argentina en los tres mejores goles del mundial) EL TOP ES UN MECANISMO DE AUTO REPETICIÓN DEL TRAUMA, el miedo a que se repita hace y logra que se vuelva a repetir. Es una especir de profecía de autocumplimiento.
— • Complejo de inseguridad o de Inferioridad :
Muchos niños padecen este complejo, y los deportistas no son la excepción. Posteriormente la vida adulta puede ir sepultándolo y no se manifiesta, hasta que en determinadas situaciones, que de alguna forma evocan el pasado infantil se actualiza, creando inseguridad y disminuyendo la confianza en sí mismo. En el tenis muchas paternidades de un jugador sobre otro se explican porque ciertos jugadores proyectan sobre su rival el fantasma de un otro dominante y gozador mientras que a sí mismo se ven débiles e impotentes. En última instancia deriva del temprano complejo de castración, puede generar la fantasía de tener un pene pequeño o derivados como ser petiso, corto para hablar, etc. Un complejo es una serie de ideas muy cargadas de afectos, algunas de ellas inconcientes. Suele manifestarse en los momentos críticos. Las niñas también atraviesan este complejo, aunque de diferente forma.
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