Los expertos en combatir no se encolerizan,
los expertos en ganar no se asustan.
Así el sabio gana antes de luchar,
mientras que el ignorante lucha para ganar.
Zhuge Liang - El arte de la guerra
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Enseñanza Zen:
El monje y el guerrero
Un guerrero fue a ver al maestro zen Hakuin Ekaku y le preguntó: ¿Existe el infierno?, ¿Existe el cielo?, ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos?, ¿Por dónde puedo entrar?” Era un guerrero sencillo, los guerreros suelen ser sencillos, sólo conocen dos cosas: La vida y la muerte. Él no había venido a aprender ninguna doctrina, sólo quería saber dónde estaban las puertas para poder evitar el infierno y entrar al cielo.
El maestro Hakuin le respondió. “¿Quién eres?”, le preguntó Hakuin. “Soy un Samurai”, le respondió el guerrero, “Hasta el Emperador me respeta”, agregó. Hakuin se río y contestó: “¿Un Samurai tú?, pareces un mendigo”. El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido. Desenfundó su espada y cuando ya estaba apunto de decapitar al maestro, éste le dijo: “Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta.” Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Enfundo su espada y Hakuin dijo: “Aquí se abren las puertas del cielo”.
La mente es el cielo, la mente es el infierno, y la mente tiene la capacidad de convertirse en cualquiera de ellos. Pero la gente sigue pensando que existen en alguna parte, fuera de ellos mismos. El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren… en un segundo se puede ir del cielo al infierno, del infierno al cielo”.
El Control Emocional
En el Islam, la ira se considera como muestra de debilidad. Mahoma ha dicho
“El fuerte no es el que supera gente por su fuerza, sino que fuerte es el que se controla mientras que sufre de ira.”
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La estabilidad y el equilibrio emocional forman la base psicológica de un jugador de primer nivel. Cada deporte requiere un tipo de respuesta emocional diferente que varía en los distintos momentos del encuentro; y además cada jugador tiene un estilo o temperamento emocional específico, con lo que se configura un rango muy variado de posibilidades. El público participa e interviene en estos apasionamientos colectivos. En general podemos afirmar que a paridad de técnica; quien gobierna sus emociones, gobierna el partido.
¿Que es una emoción? En principio es una reacción al ambiente y está al servicio de la supervivencia, por ejemplo el miedo prepara al organismo para huir o atacar, pero en el ser humano el miedo puede entorpecer la respuesta apropiada y bloquear o inhibir la mejor conducta. Los reptiles no parecen tener emociones, pero sí se manifiestan en las aves y los mamíferos, por lo que habrían aparecido con los animales de sangre caliente. Probablemente los dinosaurios ya contaran con algunas emociones bastante desarrolladas. En el animal salvaje las reacciones son prácticamente iguales para todos los miembros de la especie y están determinadas por la mejor conducta que pudo alcanzar el instinto a lo largo de la historia evolutiva de la especie. La liebre encontró en la angustia una forma de advertir a sus predadores y en la huída una forma de escapar de ellos. El león marca su territorio con rugidos y avisa a los otros machos que las hembras le pertenecen y que quien se acerque tendrá que vérselas con él; la furia y el enojo le ayudarán en la pelea con un eventual competidor.
Utilizar el orden para enfrentarse al desorden.
Utilizar la calma para enfrentarse a los que
se agitan.
Esto es dominar el corazón
Maestro Sun - El arte de la guerra
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La emoción en el ser humano tiene cuatro grandes diferencias con el animal
· En el ser humano es muy variable de un individuo a otro, cosa que no sucede con los animales, excepto con los domésticos y los que avanzan en la escala zoológica como los monos.
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· No depende solo de la realidad objetiva sino esencialmente de su realidad subjetiva (fantasmas personales)
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· No siempre la reacción emocional es la mejor respuesta al mundo material, a veces puede ser la peor. En el animal suele ser la mejor respuesta.
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· Depende en parte de la historia de la especie (filogenie) pero fundamentalmente de su historial individual infantil (ontogenie). En animal depende más de la historia de la especie.
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Lo notable es que algunos estados emocionales pueden ser contraproducentes ya que pueden trabajar en contra del fin propuesto. Aunque es difícil hacer una enumeración, entre las emociones de este tipo encontramos a la angustia, la ansiedad, el nerviosismo, la ira, el enojo y la exaltación. Entre las sensaciones inhibitorias tenemos la intimidación, la impotencia, el desasosiego, el desaliento, la rendición, la anulación y la depresión. Las reacciones negativas tienden al exceso o a la inadecuada descarga de la tensión, mientras que las sensaciones inhibitorias tienden a la falta de respuesta. Por lo tanto ambas son inapropiadas y perjudiciales. Cada jugador debería poder identificar su tendencia emocional negativa o su vulnerabilidad afectiva, para luego poder descubrir las raíces infantiles de estos sentimientos y permitir su ulterior procesamiento.
“El juicio preciso proviene de una mente y un corazón estables.”
Maestro Issai Chozanshi (1659-1741)
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La emoción es una descarga pulsional o instintiva frente a los estímulos de la realidad. Sin embargo en el ser humano no es únicamente la realidad lo que define la respuesta emocional, sino la relación del sujeto con su historia infantil determinando una forma subjetiva de reacción que ahora depende de su memoria inconciente y de su realidad psíquica. Cada persona tiene una forma particular de abordar los conflictos y tensiones que enfrenta. Se configura una especie de automatismo de descarga, un imperativo de reacción, que es conveniente identificar para poder crear nuevas alternativas de reacción. Por ejemplo hay personas que se enojan cuando se las contradice y levantan el tono de voz o se ponen sutilmente agresivas. No dialogan ni razonan y tienden a discutir. Hay deportistas que se descontrolan cuando las cosas no le salen y empeoran o agravan su situación.
Es un desafío para el sujeto la creación de nuevas estrategias de reacción emocional para enfrentar la adversidad y la frustración. La reacción neurótica agrava el problema en lugar de atenuarlo. En un monasterio zen el maestro pega fuertemente con la vara en la espalda a un discípulo en estado de meditación. Este no solo no debe reaccionar sino tampoco sentir ninguna emoción de enojo. Debe aprender a mantener su estado de indiferencia emocional. En el futuro el discípulo nunca perderá la calma, ni en combate ni en ninguna actitud de su vida cotidiana.
Estímulo
Variable
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Respuesta
Emocional
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Estereotipo
de Reacción
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Estímulo
Variable
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Respuesta
Emocional
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Innnovación en
la Reacción
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“Un hombre que fácilmente monta en cólera,
puede ser provocado hasta la furia y
conducido hasta la muerte.”
Tu Yu General oriental Siglo II a.C.
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Arthur Ashe escribe: Mi instructor de tenis, el doctor R. Walter Jonson, tenía un lema colgado en la pared para que todos lo vieran: “A AQUELLOS A QUIENES LOS DIOSES QUIEREN DESTRUIR, EMPIEZAN POR HACERLOS ENOJAR”. Leí este lema durante ocho veranos. Si bien al principio seguí su consejo porque así me lo indicaron, pronto me volví un verdadero creyente, ya que docenas de los padres de mis oponentes juveniles se acercaban al doctor Jonson y se maravillaban por el autocontrol de sus alumnos.
Aunque Ashe al principio siguió el autocontrol por la posibilidad cierta que los directores de torneos lo discriminaran por ser de color negro, poco a poco encontró la efectividad de la concentración, incluso sobre el efecto que podía tener sobre el contrario.
En los años cincuenta se pensaba que algunos directores de torneos podrían utilizar cualquier excusa para negarme la entrada. Mi decoro tenía que ser irreprochable.
Empecé a comprobar por mí mismo lo que mi expresión inmutable hacía con mis oponentes; cuando las alternativas del juego se tornaban difíciles, mostraba poco o nada de emoción, al margen de cómo fueran los tantos. Muchas veces otro tipo tiraba su raqueta, maldecía y se desataba.
Después de haber dejado de temer la discriminación racial continué adoptando mi expresión inmutable durante los partidos, lo que no sólo siguió desconcertando al oponente sino que me permitió minimizar el tiempo perdido en tratar de contener la frustración improductiva. [1]
Arthur Ashe, ganador de Wimbledon en 1975,
fue un auténtico caballero del Deporte.
El estadio central de Flushing Meadows,
donde se juega el abierto de Estados Unidos,
lleva hoy su nombre.
“Hay una condición que es esencial
en el general competente, la estabilidad.”
Wang Tsi Estratega siglo V a.C. |
El exceso de control emocional es una patología psíquica que se llama alexitimia, y es la incapacidad de expresar o sentir afectos o emociones. Es característica de las enfermedades psicosomáticas y la podemos asociar directamente a las implosiones emocionales. Björn Borg, el hombre de hielo, fue un ejemplo de control emocional, pero no podemos dejar de tener en cuenta el hecho de que al abandonar la competencia profesional entró en una serie de llamativos descontroles. Otros deportistas han presentado dificultades similares pero dentro de su carrera deportiva, como si el estrés acumulado a lo largo de años necesitara estallar al modo de desbordes del ello (impulsos destructivos).
Si extremamos la patología encontramos la mirada ojo de pez propia de algunas esquizofrenias, signo de una absoluta supresión emocional. La inexpresividad de la mirada denota que ya no hay sujeto, por eso estos pacientes son capaces de realizar conductas que los dejan al borde del suicidio sin el menor desarrollo de angustia. El deportista podría tomar mucho de este cuadro psiquiátrico, ese autismo esencial, esa indiferencia radical, que le permita encontrar su tono o frecuencia emocional específicos y una concentración absoluta en su objetivo con clara indiferencia frente a la realidad ajena a su circunstacia específica. Cada persona tiene un punto óptimo de modulación de afectos que debe aprender a cuidar y sostener.
“Si el guerrero es impulsivo, puede ser
inducido fácilmente al descontrol.”
Sun Tzu - El arte de la guerra
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Es paradójico, un tenista necesita utilizar toda la fuerza y pasión del ello para pelear los tantos, pero se le hace necesario tener la mente fría para definirlos. Tal vez el término anestesia o apatía emocional describa mejor estos últimos procesos que suelen llamarse nervios de acero. Esta alexitimia deportiva debería ser solo temporaria y encauzada a fines específicos. Le hemos dado el nombre de Indiferencia Instrumental. Corresponde a la frialdad del cirujano en el momento de la operación quirúrgica.
Hay que tener en cuenta que autocontrol no es lo mismo que tranquilidad. Si hay que autocontrolarse demasiado es signo de que hay algo susceptible de descontrolarse. Muchas veces el enojo es un inadecuado derivado de la impotencia. Entiendo que para resolver el problema no se debe centrar el trabajo psíquico en el control del impulso negativo sino en su canalización, en su orientación mediante formas y fines específicos, lo que deviene en un aprovechamiento deportivo del impulso.
· Mientras mejor se sublima existe una menor necesidad de autocontrol.
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· Si el deportista necesita controlarse mucho es signo que está descompensado emocionalmente.
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· El autocontrol excesivo bloquea la fluidez y la espontaneidad en el juego.
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En resumen no hay que controlar la emoción sino propiciar encauzamiento, dirigir el flujo emocional hacia la habilidad y garra en el juego. Es el mismo trabajo que hace un artista cuidando su inspiración.
En la evolución de las especies solo sobrevivieron aquellas que lograron una alta e ingeniosa especialización de sua respuesta frente al medio hostil. Por ejemplo las aves (dinosaurios chicos) que aprendieron primero a correr y luego a volar para escapar de los predadores terrestres. Si utilizamos una metáfora tomada del boxeo vemos que un golpe bien ubicado vale más que veinte al bulto. Recordamos aquí a Nicolino Locche, el intocable, que descontrolaba al rival esquivando las trompadas, hasta que encontraba la oportunidad de asestar los pocos pero precisos golpes necesarios para liquidar el combate.
© Gustavo Maure
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