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1 Estrés o Stress
2 Estados de adaptación
Estrés o Stress
Hans Selye (1907-1982), fue el responsable de acuñar este vocablo. Fisiólogo y médico vienés, fue también Director del Instituto de Médicina y Cirugía Experimental de la Universidad de Montreal. En 1950 publicó su investigación más famosa: "Stress, un estudio sobre la ansiedad". A partir de la tesis, el estrés o síndrome general de adaptación (conocido por las siglas SGA) pasó a resumir todo un conjunto de síntomas psicofisiológicos. Selye fue capaz de separar los efectos físicos del estrés de otros síntomas sufridos por sus pacientes a través de su investigación. Observó que sus pacientes padecían trastornos físicos que no eran causados directamente por su enfermedad o por su condición médica.
Se puede clasificar mediante el siguiente esquema:
Según su tipo
Estrés físico: es aquel que no permite que la persona se desempeñe correctamente por cambios en el ambiente o en la rutina diaria. Esto puede llegar a entorpecer el funcionamiento de los sentidos, la circulación y respiración. Si el estrés físico se prolonga, puede dañar gravemente la salud o empeorar cualquier situación delicada que ya se tenga.
Estrés psíquico: es aquel causado por las exigencias que se hace la persona a cumplir en un lapso de tiempo determinado. El cumplimiento de horarios, tareas y oficios donde lo que se exija es mayor a las capacidades de la persona, provoca la aparición del estrés que, lejos de mejorar el rendimiento de la persona, lo empeora y elimina todo sentido de la auto-superación
Según sus factores:
Cantidad de estrés
Hipoestrés: poco estrés
Hiperestrés: mucho estrés
Consecuencia de estrés
Distress: se trata de un estrés negativo en el cual las demandas son muy grandes para nuestro organismo
Eustress: es un estrés positivo en el cual se estimula a mejorarnos y a superarnos
Grado de estrés:
Estrés Agudo: se trata de un estrés de poca duración o pasajero, pero muy fuerte, como una especie de shock emocional
Estrés Crónico: se trata de un estrés fuerte o débil que se prolonga demasiado o que nunca se deja de tener
Estados de adaptación
Seyle describió el síndrome de adaptación general en tres estados:
Alarma de reacción, cuando el cuerpo detecta el estímulo externo.
Adaptación, cuando el cuerpo toma contra medidas defensivas hacia el agresor.
Agotamiento, cuando al cuerpo comienzan a agotársele las defensas.
El estrés incluye distress, el resultado de acontecimientos negativos, y eustress, el resultado de acontecimientos positivos. Aunque se produzca una situación de distress al mismo tiempo que otra de eustress, ninguna de las dos se anula mutuamente. Ambas son adictivas y estresantes por sí mismas.
El estrés puede directa o indirectamente contribuir a desórdenes generales o específicos del cuerpo y la mente.
En primer lugar, esta situación hace que el cerebro se ponga en guardia. La reacción del cerebro es preparar el cuerpo para la acción defensiva. El sistema nervioso se despierta y las hormonas se liberan para activar los sentidos, acelerar el pulso, profundizar la respiración y tensar los músculos. Esta respuesta (a veces llamada la respuesta de luchar o huir) es importante, porque nos ayuda a defendernos contra situaciones amenazantes. La respuesta se programa biológicamente. Todo el mundo reacciona más o menos de la misma forma — tanto si la situación se produce en la casa como en el trabajo.
Los episodios cortos o infrecuentes de estrés representan poco riesgo. Pero cuando las situaciones estresantes se suceden sin resolución, el cuerpo permanece en un estado constante de alerta, lo cual aumenta la tasa de desgaste fisiológico que conlleva a la fatiga o el daño físico, y la capacidad del cuerpo para recuperarse y defenderse se puede ver seriamente comprometida. Como resultado, aumenta el riesgo de lesión o enfermedad.
Desde hace 20 años, muchos estudios han considerado la relación entre el estrés de trabajo y una variedad de enfermedades. Alteraciones de humor y de sueño, estómago revuelto, dolor de cabeza y relaciones alteradas con familia y amigos son síntomas de problemas relacionados con el estrés que se ven comúnmente reflejados en estas investigaciones. Estas señales precoces del estrés de trabajo son fácilmente reconocibles. Pero los efectos del estrés de trabajo en las enfermedades crónicas son más difíciles de diagnosticar, ya que estas enfermedades requieren un largo período de desarrollo y se pueden ver influidas por muchos factores aparte del estrés. Sin embargo, gran número de evidencias sugieren que el estrés tiene un papel preponderante en varios tipos de problemas crónicos de salud, particularmente en enfermedades cardiovasculares, afecciones musculoesqueléticas, y afecciones psicológicas.
El estrés de trabajo se puede definir como un conjunto de reacciones nocivas tanto físicas como emocionales que concurren cuando las exigencias del trabajo no igualan las capacidades, los recursos o las necesidades del trabajador. El estrés de trabajo puede conducir a la enfermedad psíquica y hasta física.
El concepto del estrés de trabajo muchas veces se confunde con el desafío, sin embargo, estos conceptos son diferentes. El desafío nos vigoriza psicológica y físicamente, y nos motiva a aprender habilidades nuevas y llegar a dominar nuestros trabajos. Cuando nos encontramos con un desafío, nos sentimos relajados y satisfechos. Entonces, dicen los expertos, que el desafío es un ingrediente importante del trabajo sano y productivo.
En la actualidad existen una gran variedad de datos experimentales y clínicos que ponen de manifiesto que el estrés, en función de su intensidad y duración, puede producir alteraciones considerables en el cerebro. Éstas, incluyen desde modificaciones más o menos leves y reversibles, hasta situaciones en las que incluso se produce muerte neuronal. Se sabe que el efecto perjudicial que puede producir el estrés sobre nuestro cerebro está directamente relacionado con los niveles de las hormonas de glucocorticoides que son secretados en la respuesta fisiológica del organismo. Aunque la presencia de determinados niveles de estas hormonas es de gran importancia para el adecuado funcionamiento de nuestro cerebro, el exceso de glucocorticoides puede producir toda una serie de alteraciones en distintas estructuras cerebrales, y especialmente en el hipocampo, una estructura que juega un papel crítico en muchos procesos de aprendizaje y memoria. Mediante distintos trabajos experimentales, se ha podido establecer que la exposición continuada a situaciones de estrés a niveles elevados de las hormonas del estrés pueden producir tres tipos de efectos perjudiciales en el sistema nervioso central:
I. Atrofia dendrítica; es un proceso de retracción de las prolongaciones dendríticas, que se produce en ciertas neuronas. Siempre y cuando termine la situación de estrés, se puede producir una recuperación de la arborización dendrítica, por tanto, puede ser un proceso reversible;
II. Neurotoxicidad; es un proceso que ocurre como consecuencia del mantenimiento sostenido de altos niveles de estrés o GCs (durante varios meses), y causa la muerte de neuronas hipocampales;
III. Exacerbación de distintas situaciones de daño neuronal; este es otro mecanismo importante, por el cual, si al mismo tiempo que se produce una agresión neural (apoplejía, anoxia, hipoglucemia, etc..), coexisten altos niveles de GCs, se reduce la capacidad de las neuronas para sobrevivir a dicha situación dañina.