Varias investigaciones demuestran que los factores psicológicos pueden desempeñar un papel fundamental en la causa y curso de distintas enfermedades físicas. De hecho, cualquier tipo de trastorno médico puede ser potencialmente conceptuado como psicosomático.
Este término debe ser utilizado para referirse a la multicausalidad e interrelación entre los factores biológicos y los psicosociales que colaboran en la historia de la enfermedad. Sin embargo sólo algunos trastornos son identificados como psicosomáticos, y son aquellos en los que se puede distinguir claramente la afección, de factores psicológicos sobre una condición médica.
Cabe destacar que todo trastorno o enfermedad es simultáneamente un fenómeno físico, psicológico y socio-cultural. Además hay que evitar caer en las hipótesis reduccionistas que explican las enfermedades únicamente desde una teoría, ya sea la biológica-genética o la psicológica-social.
De la misma manera, existen distintas teorías que explican desde distintos enfoques las causas de las enfermedades psicosomáticas. Los psicoanalistas, como Joyce Mc Dougall, postulan que las personas que desarrollan dichas enfermedades tienen una tendencia a ignorar las señales de su cuerpo, o en el caso de ser registradas, las consideran desprovistas de importancia. Son individuos sobreadaptados, que ante momentos difíciles o traumatizantes parecen inquebrantables. Muchos de ellos presentan alexitimia, es decir, dificultad para registrar y expresar sus emociones; y a veces parecen algo desafectivos en sus relaciones con los demás. Michael Fain explica que los pacientes psicosomáticos tuvieron madres sobreprotectoras que hicieron lo posible para evitarles el dolor y, de esta manera interrumpieron el desarrollo normal de la unidad psicosomática. Estos niños tardarán más tiempo o presentarán problemas para registrar las sensaciones de su cuerpo.
Otra teoría es la de la "Especificidad de Respuesta" que se basa en la concepción de la debilidad genética de un órgano. Es decir, la persona tendría una parte de su cuerpo predispuesta para enfermar, independientemente del factor estresante. El tipo de enfermedad que puede surgir está determinado por el "eslabón más débil" dentro de su sistema funcional orgánico. Ante las mismas condiciones estresantes, un individuo más vulnerable (por constitución personal) es más probable que desarrolle un trastorno que otro individuo con menor predisposición.
En la actualidad las teorías tienden a ser explicaciones multifactoriales en vez de estar centradas en único aspecto. Algunas sugieren la existencia de un estilo emocional negativo, definido por el predominio de un complejo de variables emocionales como la ansiedad, la depresión, la ira-hostilidad, que podría estar implicado en el desarrollo de múltiples trastornos físicos. Este tipo de evidencia sugiere la posibilidad de que exista un tipo general de persona predispuesta a la enfermedad caracterizado por la preponderancia de un estado emocional.
Otra teoría explica las causas de las enfermedades psicosomáticas en términos de personas predispuestas al estrés. Es decir, más propensas a exhibir conductas psicosomáticas.
La Asociación Psiquiátrica Americana hace una distinción de las formas en que los factores psicológicos influyen negativamente en el estado físico:
alterando el curso de una enfermedad (lo cual puede ser inferido por una estrecha asociación temporal entre los factores psicológicos y el desarrollo, exacerbación o retraso en la recuperación de la condición médica general),
interfiriendo con el tratamiento de la condición médica general (por ejemplo reduciendo la adherencia al tratamiento médico),
constituyendo un factor de riesgo adicional para la salud del individuo (por ejemplo, causando broncoespasmo en personas con asma)
Así mismo, establece seis tipos de factores psicológicos que pueden influir mediante alguna de las direcciones señaladas arriba:
Trastornos mentales. Un trastorno mental puede afectar significativamente al curso o tratamientos de una condición médica general (por ejemplo, una depresión mayor afecta adversamente al pronóstico del infarto de miocardio, el fallo renal o hemodiálisis).
Síntomas Psicológicos. Síntomas que, sin constituir un trastorno, afectan significativamente el curso o tratamiento de una condición médica general. Por ejemplo, los síntomas de ansiedad afectan negativamente el curso y severidad del asma, el síndrome del intestino irritable y la úlcera péptica.
Rasgos de personalidad o estilos de afrontamiento. El rasgo de hostilidad puede ser un factor de riesgo para la cardiopatía isquémica; un estilo de afrontamiento represor puede retrasar la realización de una operación quirúrgica necesaria.
Conductas desadaptativas relacionadas con la salud. Se trata de comportamientos nocivos para la salud, tales como el consumo de sustancias (alcohol, drogas, tabaco, etc.), el sedentarismo, las practicas sexuales poco seguras (p.ej., posibilidad de contagio de sida), el comer en exceso, etc.
Respuestas fisiológicas asociadas al estrés. Pueden afectar tanto al curso (desarrollo, precipitación, exacerbación, etc.) como al tratamiento de la condición médica.
Otros factores no especificados pueden inducir efectos adversos sobre el curso o tratamiento de condiciones médicas generales (por ejemplo factores demográficos, culturales o interpersonales).
En este trabajo se hará referencia a las enfermedades psicosomáticas de la siguiente manera:
Trastornos asociados al sistema inmune
La función principal del sistema inmune consiste en identificar y eliminar las sustancias extrañas que entran en contacto con el organismo. Estas sustancias extrañas son denominadas antígenos, e incluyen los virus, las bacterias, los parásitos y los hongos. El sistema inmune está compuesto por un conjunto de células que se originan en la médula o sea, que posteriormente se van concentrando en distintos órganos, como el timo, el bazo, los órganos linfáticos periféricos y los ganglios linfáticos.
Un funcionamiento inmune apropiado puede rebelarse contra el propio organismo (enfermedades autoinmunes), como un fracaso en reconocer los marcadores propios, y atacar los tejidos del propio organismo.
Varios estudios han demostrado la influencia del estrés psicosocial y del estado de ánimo, en particular de depresión, en el sistema inmune. Los factores vitales importantes como eventos relacionados con pérdidas, desempleo, estrés académico, divorcio y separación han sido identificado como factores que favorecen una disminución de la inmunocompetencia. A los mismos se los puede clasificar en:
Sucesos. Pérdidas (duelos), desempleo, divorcio, separación, exámenes, estrés por atender a alguien o vivir cerca de una zona de riesgo radioactiva.
Estrés a largo plazo (con más de un mes de duración). Por ejemplo por desempleo, duelo, etc.
Estrés a corto plazo (entre varios días y un mes). Incluye exámenes.
Estrés interpersonal. Sucesos de divorcio, atender a alguien.
Estrés no social. Incluye estrés agudo.
Autoinforme de estrés. Estrés percibido y presión laboral.
1. Cáncer
El cáncer es el resultado de un crecimiento desordenado e incontrolable de células del organismo. Las células del cáncer se dividen y crecen de forma aleatoria, espontánea e incontrolada, debido a la existencia de una alteración en el mecanismo que inhibe la reproducción celular.
Las investigaciones de Cooper de la Universidad de Manchester revelan el papel del estrés psicosocial sobre el cáncer. Mediante investigaciones prospectivas han demostrado que los eventos relacionados con las pérdidas (muerte del cónyuge o de un amigo íntimo) y la enfermedad (hospitalización de un miembro de al familia, problemas quirúrgicos, enfermedad de un familiar) tienden a asociarse de forma consistente con el cáncer de mama.
Por otro lado se ha resaltado el papel del estrés psicosocial en la evolución del cáncer, aunque los resultados de los trabajos hoy son poco concluyentes, éstos se orientan en favor de que algunos acontecimientos adversos, particularmente el divorcio y la muerte de una persona querida, ocurridos durante el período postoperatorio de una intervención de cáncer de mama, provocan la recurrencia del mismo.
Con respecto a las características de personalidad de individuos con potencial predisposición al cáncer, las investigaciones ponen en relieve las siguientes: inhibición, represión y negación de las reacciones emocionales, especialmente la inhibición de las expresiones agresivas. Este tipo de variable contribuyó al desarrollo del constructo denominado Personalidad Tipo C, la cual engloba estas características.
La otra característica psicológica se ha asociado a la dificultad de hacer frente de forma activa a las situaciones de estrés, vinculándose a sentimientos de indefensión, desesperanza y depresión.
Han sido muchas las investigaciones que han intentado encontrar una relación entre la depresión y el cáncer. Sin embargo los hallazgos no han sido consistentes.
No obstante, existe evidencia empírica que demuestra que un estado afectivo negativo, como parte de una reacción a un evento severo, puede predisponer al cáncer. En este sentido, parece más factible que los sentimientos de indefensión (por ejemplo pérdida de autoconfianza, sentimiento de fracaso) ocurridos como respuesta al estrés contribuyen a su desarrollo.
Es decir, las personas que reaccionan de manera inadecuada a los estresores psicosociales (sucesos vitales como muerte, divorcio) son potencialmente más propensas a desarrollar cáncer. Sus estilos de afrontamiento se identifican con una expresión inadecuada de las emociones, siendo éstas de tipo pasivo, antiagresivo (o bajo espíritu de lucha), de aceptación resignada y de baja expresión emocional. Es muy probable que estas personas tengan serias dificultades de expresar sus sentimientos.
Éstos sentimientos, a su vez, inducen cambios hormonales, manifestados principalmente por un aumento del cortisol. La consecuencia es la disminución de la competencia inmunológica que favorece el desarrollo del tumor.
Las investigaciones arrojan resultados reveladores: la supresión de la ira es un elemento común entre pacientes diagnosticados con tumores malignos.
2. SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida)
La causa del sida se asocia a un tipo de retrovirus denominado virus de Inmunodeficiencia Humana (HIV). Un serio problema del aislamiento del mismo es que no se trata de un único virus, sino de diversas formas cambiantes de virus.
Desde un punto de vista biológico, el desarrollo de la enfermedad se corresponde con un deterioro de la inmunidad celular. El sida es una combinación compleja de diferentes enfermedades y síntomas. Éstos incluyen fiebre persistente o sudoración durante la noche, fatiga severa, pérdida de peso, y diarreas prolongadas durante varios días. El deterioro de la función inmunitaria de estos pacientes se manifiesta mediante la aparición de neoplasias (sarcoma de Kaposi), infecciones como neumonía, tuberculosis o bien por ambos trastornos conjuntamente.
Sin embargo, variables psicosociales demuestran que juegan un papel importante al reactivar el virus latente en los portadores del HIV. Los factores estresantes y las variables emocionales negativas (depresión, indefensión, etc.) contribuyen a la aparición de los síntomas. La vulnerabilidad del organismo puede ser incrementada por estos factores de riesgo.
3. Alergias y problemas de piel
La alergia se entiende como una reacción desproporcionada del sistema de defensa del organismo ante determinadas sustancias aparentemente inocuas (por ej. , polen o polvo).
Aunque la mayor tendencia a adquirir alergia y problemas en la piel está determinada por factores hereditarios, la importancia de los factores emocionales ha sido también demostrada. Algunos autores explican que la alergia se relaciona con una experiencia de dependencia infantil asociada a una conducta de dominancia de la madre.
Por otra parte, algunas teorías han relacionado el estrés y el brote o exacerbación de reacciones alérgicas en personas propensas a dichas afecciones. Es decir, que ciertos factores estresantes que inducen cambios emocionales reactivan la vulnerabilidad inmunológica de estas personas.
4. Artritis reumatoidea
Es una enfermedad crónica de tipo autoinmune que se manifiesta mediante una inflamación de las articulaciones. Aunque su incidencia es relativamente frecuente, ya que afecta al 1% de la población, sus causas y su curso se desconocen.
Sin embargo, varios autores coinciden en que ciertos factores estresantes como divorcios, muertes y hospitalizaciones, contribuyen con el comienzo y exacerbación de los síntomas.
5. Enfermedades infecciosas
Varias teorías explican que las personas poseen cierta predisposición o vulnerabilidad a enfermedades infecciosas como la tuberculosis, mononucleosis, neumonía, herpes o gripes virósicas. Pero también contribuyen a su aparición los estresores psicosociales que "bajan las defensas".
Otra teoría, en cambio atribuye la vulnerabilidad a la enfermedad al cambio de conducta como consecuencia del estrés. Por ejemplo, cambios en la dieta, ritmo sueño, abuso de drogas pueden incrementar la susceptibilidad a las infecciones.
Trastornos cardiovasculares
Cardiopatía coronaria
Los estudios epidemiológicos han demostrado que un 40 y un 50% de los fallecimientos que se producen en los países industrializados, están relacionados con trastornos circulatorios. Dos tercios de estas muertes se deben a enfermedades cerebrovasculares y a cardiopatías coronarias.
En la Argentina se producen 45 mil infartos de miocardio, 35 mil accidentes cerebrovasculares (stroke) y se detectan 35 mil casos de arteropatía periférica (trastorno de la circulación arterial en las extremidades inferiores).
La cardiopatía coronaria es una enfermedad que, aunque puede adoptar varias formas, suele identificarse con el concepto de cardiopatía isquémica. Es la responsable del infarto de miocardio. Se ha calculado que cerca de dos tercios de las muertes debidas a enfermedad coronaria tienen un carácter súbito por infarto de miocardio.
La isquemia se emplea para denotar que el aporte de sangre a las células del miocardio (músculo cardíaco) es insuficiente para cubrir las necesidades metabólicas.
La causa directa de la cardiopatía isquémica es la arterosclerosis, que se caracteriza por el engrosamiento de las paredes arteriales y la pérdida de su elasticidad. Esta enfermedad consiste en la acumulación de lípidos, depósitos de colesterol, hidratos de carbono y calcio en las arterias. El desprendimiento de un ateroma puede producir un coagulo oclusivo (trombosis) y ocasionar un déficit agudo de riego sanguíneo, y como consecuencia una falta del aporte necesario de oxígeno al músculo cardiaco.
También pueden aparecer episodios de angina de pecho, caracterizados por un dolor torácico de carácter súbito y recurrente, con sensación de ahogo, sofocación y muerte inminente. En general esto es resultado de la insuficiencia de oxígeno en el miocardio, sin que necesariamente exista una enfermedad en el corazón, ya que puede deberse a un esfuerzo excesivo o excitación.
Entre las causas de esta enfermedad se encuentran:
- Factores biológicos
La aterosclerosis, y por lo tanto la cardiopatía isquémica posee diversas causas. En principio, hay que tener en cuenta que los factores hereditarios juegan un papel importante, pero también su origen se relaciona con otros aspectos biológicos como por ejemplo: el descenso de las lipoproteinas de alta densidad y el incremento de las de baja densidad; el metabolismo anormal del colesterol en las paredes arteriales; la diabetes mellitus y la hipertensión. Otros factores de riesgo son el tabaquismo, la ingesta de alcohol, la obesidad, una dieta rica en lípidos y el sedentarismo. El sexo, sobretodo en el varón, es otro aspecto a tener en cuenta.
- Factores psicosociales
Recientemente y en base a amplios estudios se señala la importancia de los factores psicosociales entre las causas de la cardiopatía isquémica. Se sabe que el estrés, es decir, niveles elevados de cambio vital, influye negativamente sobre al salud en general. Además parece existir cierta asociación entre el exceso de estos cambios y la severidad del problema cardíaco.
Sin embargo, son las exigencias laborales las que han sido identificadas como estresores de mayor influencia en el origen de la cardiopatía isquémica.
- Conducta tipo A
Los cardiólogos norteamericanos Friedman y Rosenman establecieron en 1959 el concepto de Personalidad Tipo A para describir a los individuos propensos a dicha enfermedad. Estas personas se caracterizan por una fuerte ambición, necesidad de logro y afán competitivo. Poseen una tendencia a sobrecargarse de actividades ya desempeñar puestos de responsabilidad, también suelen tener un sentido acusado de urgencia temporal e impaciencia. Revelan altos niveles de agresividad y hostilidad, especialmente como reacción a la frustración. Perciben el entorno como opuesto a sus objetivos y tienen un nivel de reto personal elevado, por eso sienten la necesidad de recuperar el control a través de sus logros personales.
Trastornos gastrointestinales
Está demostrado que los problemas gastrointestinales están estrechamente relacionados con los procesos psicofisiológicos asociados al estrés, mediado en gran parte por la activación del sistema nervioso autónomo.
1. Ulcera péptica
La úlcera péptica consiste en la erosión de la mucosa localizada en el estómago, en el duodeno o en ambos, y es causada por la acción de ácidos gástricos y pepsina (enzima digestiva que rompe las proteínas). Se asocia con un dolor que aparece después de comer y que también puede ocurrir durante el sueño. A menudo cede con la comida o tomando antiácidos.
Recientemente se sabe que las reacciones psicofisiológicas relacionadas con las respuestas de estrés determinan el incremento de secreción de ácidos responsables del trastorno.
2. Síndrome del intestino irritable
Este trastorno figura entre los más comunes, ya que afectan al 15-20% de la población en los países occidentales. El síndrome del intestino irritable es una alteración funcional de la motilidad del tracto intestinal caracterizado por varios síntomas crónicos y recurrentes, no explicable por alteraciones estructurales ni bioquímicas.
La ineficacia del tratamiento médico es una prueba de que los factores psicológicos tienen una influencia preponderante en su génesis. La mayoría de los pacientes han sido identificados con altos niveles de ansiedad y depresión, y también se los encuentra con una mayor tendencia a padecer trastornos psiquiátricos que los sujetos sanos.
3. Trastornos inflamatorios del intestino
Los dos trastornos que conllevan a la inflamación del intestino son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Chron.
La primera se caracteriza por una grave inflamación de la mucosa del intestino grueso. Puede iniciarse de manera aguda e insidiosa, siendo sus principales síntomas los siguientes: diarrea mucosa sanguinolienta, dolor abdominal intenso, fiebre, taquicardia y síntomas secundarios debidos a la diarrea. El cáncer de colon es la complicación más seria de la colitis ulcerosa. La relación de que esto ocurra está en función de la duración de la enfermedad y la cantidad de porción de colon dañado.
La Enfermedad de Chron consiste en un proceso inflamatorio necrosante (muerte de las células del intestino) que afecta primero a la mucosa y luego penetra toda la pared del intestino. Esta inflamación puede aparecer en cualquier zona del tracto intestinal y en dos o más lugares separados por tejido sano. Los pacientes refieren dolor abdominal periódico, retorcijones, u otras sensaciones dolorosas. A menudo se acompaña de diarrea con posibles sensaciones de urgencia.
Si el trastorno es persistente la persona puede llegar a sufrir de anemia, pérdida de peso y malnutrición. También puede aparecer diarrea sangrante.
Los procesos estresantes deprimen la función inmunológica y como consecuencia se precipitan o exacerban estos trastornos.
Trastornos respiratorios
Asma bronquial
Es una enfermedad caracterizada por al manifestación de ataques episódicos de respiración dificultosa, jadeante, con tos, silbancias y sensación de constricción en el pecho, por espasmo bronquial. Consiste en la constricción de los bronquios que suele tener comienzo en la infancia.
En la actualidad se lo considera como un fenómeno de hipersensibilidad o hiperreactividad es la mucosa respiratoria.
En cuanto a los aspectos psicológicos relacionados a dicha enfermedad se pueden distinguir dos puntos fundamentales:
factores estresantes psicosociales influyen en le comienzo de los episodios de asma,
existen ciertas variables disposicionales que están relacionadas con la personalidad de estos individuos. La depresión y la ansiedad se presentan con frecuencia en los asmáticos.
Por último, existen ciertos factores psicológicos que contribuyen al mantenimiento de dicha enfermedad. La ansiedad y la depresión, por un lado; y la forma en que estas personas suelen enfrentar las complicaciones del trastorno: exceso de preocupación, respuestas emocionales intensas ante un ataque, y estilos restrictivos de vida (como por ejemplo no practicar deportes para no agitarse).
Diabetes mellitus
Es una de las enfermedades crónicas más comunes, aparece entre el 1 y el 3% de la población general, incrementándose al 5-10% entre mayores de 40 años.
Es una enfermedad caracterizada por un descenso de insulina (e hiperglucemia) o una inadecuada efectividad de la misma, originada a partir de una actividad insulínica deficiente. Esto se produce, bien porque las células del páncreas secretan insuficientes niveles de esta hormona, o bien porque la insulina producida no se utiliza de forma efectiva.
Existen dos tipos de diabetes: la Diabetes Tipo I o Diabetes Dependiente de la Insulina (DDI) y la Diabetes tipo II o Diabetes No Dependiente Insulina (DNDI).
Diabetes Tipo I
Trastorno propio de la infancia y de la adolescencia (edad de comienzo: 12 años aproximadamente).
El organismo no genera insulina endógena como consecuencia de un deterioro pancreático producido por una infección viral o por alguna alteración genética.
También se piensa que puede llegar a constituir una enfermedad autoinmune.
Para poder sobrevivir estos pacientes dependen de la administración de insulina exógena.
Tienen que seguir un régimen diario bastante estricto que ayuda a balancear la ingesta de insulina.
El control de la enfermedad nunca puede conseguirse mediante la dieta o el ejercicio.
Diabetes Tipo II
Suele comenzar en la edad adulta y se encuentra a menudo (no siempre) asociada con la obesidad.
La secreción de insulina endógena es prácticamente similar a la producción normal.
Existen problemas en: los receptores de la insulina, o defectos en la acción de la misma, fenómenos que producen niveles altos de glucosa en sangre.
Las aportaciones más importantes en torno a la diabetes se orientan a destacar la estrecha relación entre los factores estresantes y dicha enfermedad.
El estrés puede:
Contribuir al comienzo de la enfermedad.
Incrementando directamente los niveles de glucosa en sangre a través de la secreción de ciertas hormonas (adrenalina, noradrenalina y acetilcolina). Sucesos importantes como la pérdida del padre o de la madre, separación o divorcio, problemas familiares desencadenados a partir de una enfermedad física o psicológica severa están fuertemente asociados con el diagnóstico de la Diabetes Tipo I.
Agravar la enfermedad.
Existe mayor acuerdo entre los profesionales de la salud para considerar el estrés como un factor que incide negativamente el incremento de los niveles de glucosa en sangre y por lo tanto en el agravamiento de la diabetes.
Provenir de la misma enfermedad.
Recientemente se ha planteado la posibilidad de que la diabetes misma sea un estresor. Es decir, que dicha enfermedad conllevaría a la presencia de algunos factores psicológicos, tales como la baja autoestima, la pérdida del autocontrol y la sintomatología depresiva. Todos estos aspectos influyen a en la posibilidad que los pacientes tengan una mala adherencia al tratamiento y no consigan un buen control metabólico.
El dolor crónico
El dolor crónico representa uno de los mayores problemas de salud de los países industrializados. Constituye el principal motivo de demanda de atención medica y, en términos económicos, supone unos costos de 2,2 % del PBI entre costos directos (tratamiento) e indirectos (es la causa más frecuente de baja laboral). A esto hay que sumar los costos sociales que se refieren a las interferencias que el problema ocasiona en al vida de las personas.
El dolor crónico se caracteriza por un dolor que comienza con un episodio más o menos agudo, pero que persiste durante un largo período de tiempo, en general seis meses o más. Muestra resistencia a la terapia medica convencional y no se puede identificar el daño que se supone que cualquier dolor causa. Si existe alguna alteración física, ésta consiste en una disfunción psicofisiológica que podría mantener o producir el dolor.
El dolor agudo es un indicador de que se deben tomar medidas para evitar un daño. En el caso del dolor crónico, se lo considera carente de significación positiva en términos adaptativos. Es decir, mientras en el primer caso el dolor funciona de alarma e indica que alguna parte del cuerpo se está dañando, el segundo simplemente es una molestia para quien lo padece.
El dolor crónico constituye un dolor psicógeno en la medida en que se asume la inexistencia de una causa orgánica que justifique las quejas del paciente, además se acepta un origen y mantenimiento psíquico del dolor. Por este motivo el dolor crónico es visto como una patología o enfermedad en sí.
El dolor psicógeno podría incluirse en la categoría diagnóstica de Trastornos somatoformes (Trastornos de dolor asociados a factores psicológicos) de la Asociación Psiquiátrica Americana. Únicamente los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, gravedad, exacerbación o persistencia del dolor, aún si existe una enfermedad médica.
El dolor disfuncional se caracteriza por la presencia de un desajuste psicofisiológico que podría explicar su origen y/o mantenimiento. Estos cuadros también quedarían dentro de la categoría diagnóstica de la Asociación Psiquiátrica Americana de Trastornos Somatoformes (Trastorno de dolor asociado a factores psicológicos y a una condición médica en general). La enfermedad médica y los factores psicológicos influyen en el inicio, gravedad, exacerbación y mantenimiento del dolor. Es de suma importancia que los profesionales de la salud discrimine la enfermedad médica asociada.
En el caso de no estar claramente establecida, debe reconocerse la localización anatómica que puede ser:
Dolor lumbar.
Dolor ciático.
Dolor pélvico.
Cefalea.
Dolor facial.
Cefalea.
Dolor facial.
Dolor torácico.
Dolor articular.
Dolor óseo.
Dolor abdominal.
Dolor de mama.
Dolor renal.
Dolor de oídos.
Dolor de dientes.
Dolor de ojos.
Dolor de garganta.
Dolor urinario.
Los trastornos somatoformes implican la presencia de síntomas físicos que sugieren la presencia de una enfermedad médica y que no pueden explicarse completamente por la presencia de una enfermedad, por los efectos directos de una sustancia o por otro trastorno mental. Producen malestar clínicamente significativo, o deterioro laboral, social, etc. Dentro de los trastornos somatoformes se encuentran los trastornos por dolor.
El mismo es relativamente frecuente. En el transcurso de un año un 10-15% de los adultos de Estados Unidos padece algún tipo de discapacidad laboral debido únicamente a dolor lumbar. Generalmente las personas que padecen esta enfermedad tienen familiares de primer grado que presentan trastornos depresivos, adicción al alcohol, y dolor crónico.
Estas personas presentan las siguientes características:
El síntoma principal del cuadro clínico es el dolor localizado en una o más zonas del cuerpo, de suficiente gravedad como para merecer atención clínica.
Los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacerbacion o la persistencia del dolor.
El síntoma o déficit no es simulado, ni producido intencionalmente.
La medicina convencional no es eficaz para tratar algunos problemas de dolor crónico, de los cuales a veces, no se tienen comprensión, y por lo tanto se necesitan de meses de pruebas de laboratorio y hallazgos físicos para realizar un diagnóstico. Otros inconvenientes surgen de problemas de dolor cuya etiología los hace extremadamente difíciles de manejar, ya sea con tratamientos con drogas o quirúrgicos o la no existencia de tratamientos efectivos, aunque la naturaleza y la causa del problema sean conocidas. Otros problemas de dolor, que sí pueden ser manejados por la medicina convencional, tienen efectos colaterales siendo el tratamiento tan terrible como el dolor o que son sólo efectivos a corto plazo. Mientras tanto, el paciente necesita de tratamiento para que deje de continuar el proceso de destrucción psicológica ocasionado por el mismo dolor crónico. Lo que se busca es un tratamiento que reduzca el sufrimiento de la persona sin interferir con las pruebas diagnósticas y sin crear dependencia a la medicación analgésica.
La hipnosis es una solución satisfactoria, puesto que es una herramienta valiosa para manejar psicológicamente el dolor, sin ninguno de los efectos adversos asociados con los tratamientos médicos de eficacia comparable. Esta bien documentado el nivel y el grado en que la hipnosis permite modificar la percepción del dolor, quedando rápida y completamente eliminado.
La experiencia de hipnosis puede ser terapéutica en sí misma, ya que puede proveer una experiencia de paz y comodidad, pero aunque las sugestiones analgésicas pueden ser exitosas en un corto plazo, para que los beneficios sean duraderos, se requiere que la hipnosis sea utilizada como parte de una más amplia intervención psicoterapeútica.
Hay que destacar que para un alivio duradero, es necesario la combinación del aprendizaje de analgesia hipnótica con otras intervenciones psicológicas que incluyan el reconocimiento de la situación de la persona y de los problemas que pueden estar encarando.
Igualmente, existe una controversia sobre si el control del dolor con hipnosis puede ser aprendido por la mayoría de las personas. Específicamente, se cree que una minoría de la población responde a la hipnosis suficientemente como para desarrollar un control efectivo del dolor.
No obstante, se sugiere que un abordaje hipnótico indirecto es capaz de superar cualquier tipo de susceptibilidad, debido a que hasta las personas menos susceptibles de ser hipnotizadas, pueden aumentar el umbral de dolor con este tipo de abordaje.
La efectividad de cualquier técnica hipnótica depende de la imaginación del paciente y de la habilidad del profesional para evocar y capitalizar esa imaginación. Con relación a la extensión en que la hipnosis será efectiva para el alivio del dolor a largo plazo, dependerá en gran medida de la habilidad dl profesional para motivar a la persona para el autocontrol y la autodeterminación.
Si bien el control del dolor puede significar removerlo totalmente con analgésicos o anestesia, muy a menudo implica modificar la particular experiencia de una cualidad del dolor, sensorial como afectiva, para que el sufrimiento sea aliviado. El dominar varios aspectos sensoperceptuales del dolor puede ayudar a la persona a descubrir maneras en las que el dolor puede aumentar o disminuir, cambiar o ser más tolerable.
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