16-X-1932
Mi estimado Sr. Profesor:
El envío de su manuscrito no necesitaba ninguna clase de excusas; al contrario, exige reconocimiento ya que a su lectura sentí una inmensa satisfacción y gran animación. Quisiera que mis amigos experimenten lo mismo así que si Ud. quiere publicaré su estudio en forma abreviada en nuestra revista. Con respecto a sus dudas que me parecen oportunas, me faltan estima y entendimiento, pero ahora me acuerdo que Ud. no me pidió opinión sobre ese punto. Así que no lo induciré a ningún paso que no esté dispuesto a dar por su propia voluntad. No dudo que la solución analítica de su caso sea correcta. Es, de acuerdo con sus componentes homosexuales, un paranoide y por consiguiente mucho más difícil de reconocer que una simple "neurosis de transferencia". Pero justamente enfermos de esta categoría se destacan por su capacidad de autoconocimiento psíquico y de una expresión por medio del "lenguaje" orgánico. De esta forma resultan especialmente instructivos. La explicación del trastorno de la función, en este caso la micción por la erotización de los órganos urinarios coincide perfectamente con la memoria analítica, la cual ya había tratado una vez de explicar este fenómeno, como si el amo de casa hubiera comenzado una aventura amorosa con la cocinera sin que esta fuera una ventaja para la cocina. Más allá usted demuestra el mecanismo más sutil de trastorno, señalando descripciones de enfermedades opuestas que se anulan o se contradicen entre sí. Por razones educacionales, a los analíticos los tuve que tener apartados de tales revisaciones, ya que inervaciones (provisto de nervios) dilatación de arterias, conductos nerviosos hubieran sido tentaciones demasiado peligrosas. Ellos tenían que estudiar, tenían que limitarse a maneras psicológicas de pensamiento. La expansión la debemos al internista. La otra parte de su trabajo, en la cual trata de determinar su trabajo para enfermedades psíquicas y orgánicas, nos llamó la atención justamente porque nos hemos acercado a través de observaciones causales a los límites de este campo no explorado. Nos llamaron la atención factores psicógenos de enfermedades orgánicas. Así hemos podido comprender que una neurosis puede ser reemplazada por una enfermedad, como también la peculiar inmunidad de ciertos neuróticos con respecto a infecciones y resfríos y a la pérdida de esa inmunidad después de un mejoramiento psíquico, no pasó inadvertida por nosotros. Los síntomas comunes con cualquier enfermedad como interrupción, cambio, crisis, etc., nos están preparando para novedades importantes. Posiblemente no será de evitar que estemos más bien perplejos que convencidos de sus pensamientos especulativos y que en algunas de sus abstracciones tengamos una sensación de "cosa pasajera" a la cual uno se tenía que aferrar.
Pero también quiero con respecto a una cosa en particular, hacer una objeción: la frase de Shela de que lo psicológico es ilógico no me impresiona. El es una de aquellas apariciones tintilantes que siempre me hicieron no querer mucho a los filósofos. Lo cierto de todo parece ser que para lo inconciente no existe una contradicción y que recién el trabajo mental del Yo tiene que hacer una síntesis. También el concepto de los síntomas de las neurosis de actualidad lo tengo que defender de su crítica. Estamos contentos de haber llegado aquí a la causa directa, tóxica y lo negaríamos rotundamente si alguien nos acusara de querer aclarar el dolor de cabeza y los trastornos estomacales de una modorra, en el nombre de la consecuencia psicoanalítica. Es extraño que la gente está descontenta con nosotros, si una vez estamos empeñados en considerar la influencia orgánica directa. No quiero perseguir más estos contrastes. Su trabajo, toda la dirección de su modo de trabajar, nos abre perspectivas con tantas esperanzas, que sería muy desilusionado si esto llevaría solamente a una correspondencia y a un cambio de ideas entre Ud. y yo.
Lo saluda muy amistosamente:
Freud.
P.D. Disponga por favor del destino del manuscrito.
del Deporte 
